lunes, 1 de agosto de 2016

IV.

Naturaleza canalla,
agujero jondo,
depredadora voraz,
madre del principio,
hermana del final,
antojosa fábrica
de incertidumbres
y de avidez adulterada,
¿Quién te dio el cetro
que agujerea el suelo
y agranda las grietas
que me arrojan a la molicie?
¿De dónde sacaste
ese suspiro del cielo
que desboca a las cortinas?
¿Con qué manos creaste
los dedos que me arrastran
tirando de las costillas
hacia una tierra
de felicidad insólita,
de noches espasmódicas,
en la que se puede vivir plácidamente
hasta que el anhelo te apuñala
dulcemente
por la espalda?
Maldita
y a la vez
irremediablemente benedicta
diosa,
¿quién te crees que eres,
quién eres,
dímelo,
para concebirlos así,
para hacer de mí lo que has hecho?

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