viernes, 23 de septiembre de 2011

Mi única verdad...

Eran tiempos lejanos, en los que con una palmada echaba a llorar y un solo insulto me hacía correr... Eran otros tiempos, llenos de impotencia, de dolor y oscuridad. Aquellos tiempos en los que yo iba al colegio y nada más salir, ahí estaban ellos, deseando destrozar mi felicidad y mis ganas de contar lo bien que lo había pasado; en los que me acorraló la soledad y el orgullo no tenía significado, en los que la dignidad no existía y en dónde una sola persona me hacía arrastrarme y destrozarme el corazoncito día a día, mientras ella jugaba con mis sentimientos y con mi forma de ser. Me tenían por otra persona, diferente, sensible, el tonto el pueblo... Pero eso ha cambiado y juro que por cada circulo en el que me he visto metido dedicaré una sonrisa y por cada lágrima que derramé en mi habitación a oscuras mientras los demás jugaban, regalaré apoyo a todas esas personas que me hicieron tanto daño aquel día, porque yo no soy así, no soy rencoroso, ni agresivo, ni disfruto viendo a los demás sufrir... Y es que tampoco soy tonto, todos aquellos que me trataron así, recibirán aquello que se merecen, porque por muy bueno que sea yo, el destino no regala un futuro... El futuro se lo gana cada uno con sus actos, su pasado y su forma de ser...
Y aunque hoy sea quien estuvo escondido tanto tiempo, no soy capaz de volver a confiar en las personas a las que no le importé lo más mínimo cuando me dejaron alli tirado...