lunes, 10 de febrero de 2014

Manifestum.

Nosotros fuimos los abanderados, portábamos el lema sobre nuestros hombros, gritábamos enardecidos a la libertad con las manos alzadas. El viento despeinaba nuestras melenas perfectamente engominadas que cada noche le guardaban culto a una mano ajena e indecente. No conocíamos el escrúpulo, bebíamos a morro de cualquier botella o labio. Nuestras huellas fueron retratadas, éramos jóvenes y amábamos la vida. Nacimos así.

domingo, 9 de febrero de 2014

Comenzó su dedo a tocar mi ombligo y sonó mi respiración como un tocadiscos. Aquella no era más que una noche cualquiera repleta de minutos inusuales. Dos simples segundos bastaron para cerrar los ojos ante su aliento estremecido y empezar, con los sesos esparcidos por la atmósfera de aquel salón, a bailar como dos parisinos de bigote y acento en algún barrio marginal de la capital. Parecíamos dos enamorados. Y en realidad no éramos más que dos descerebrados que jugaban a tener corazón.