tanto.
sábado, 17 de octubre de 2015
Tanto.
tanto.
miércoles, 14 de octubre de 2015
Show must go on.
domingo, 13 de septiembre de 2015
Si me esperas, aunque sólo sea un ratito, un momentito, un orgasmito de esos tuyos...
No intentes -que nos conocemos- huir ahora, es inútil, ya no puedes. (Se aproxima despaciosamente a sus labios y él sólo se aleja, esquivando tremulante su aliento acechante.) Sé que esto que te voy a dar no es algo que te hubiera gustado recuperar, pues te devolverá aquellas tormentas y erupciones púberas que ya habías olvidado -o no- y confinado en el primer cajón de tu escritorio del pueblo, junto a nuestra primera cajetilla de Marlboro, pero, admítelo, desde siempre supiste, y lo sabías bien, (ya a un soplo de distancia y acariciándole con las yemas de los dedos el semblante) que algún día zanjarías, deseando, aquel hurto indeseable. (Le besa).
martes, 21 de julio de 2015
domingo, 12 de julio de 2015
jueves, 28 de mayo de 2015
Han vuelto.
viernes, 15 de mayo de 2015
Ciceronia era, al fin, una más. Hubo un tiempo en que deseó con todas sus fuerzas ser una pieza más, deseó encajar a toda costa. Pero ahora que lo había logrado, ahora que todos pensaban que era una persona normal, descubrió que ella no quería ser "normal". De hecho, aunque quisiera, jamás conseguiría vivir feliz en una masa ingente de ovejas necias. Ciceronia había llegado a aprender, sin quererlo, a mirar por encima de los prejuicios, más allá de ellos. Desde entonces nunca más podría encajar en su época, porque pocos eran los que asomaban el hocico por encima de la jauría, y muchos menos eran capaces de ponerse en pie sobre el resto, como lo hacía ella. Esto no le traería más que desesperación y pérdidas insulsas.
Además de erguida, Ciceronia fue siempre una simbiosis torpe de indecisión hamletiana y una Amélie de pedanía extremeña. Vivía en una opresión propia que le privaba de los instintos más vitales y ahogaba su impotencia en cigarrillos musicales. Por las noches miraba al cielo y asumía que estaba condenada a morir sola, entre fotografías de muchachos a los que deseó con vehemencia y bandas sonoras que portaban la bandera de su miedo a afrontar que el mundo no estaba hecho sólo para ella.
sábado, 25 de abril de 2015
jueves, 19 de marzo de 2015
miércoles, 25 de febrero de 2015
¡Lávate esas manos!
Lo que pasó después fue el humus en el que echarían raíces el resto de mis aventuras amoroso-gorrinales. Como te contaba, los sentimientos que derivaron de aquellas tardes nuestras quedarían sepultados varios años y yo seguiría enamorándome de individuos bastante distintos a ti hasta que un día me dio por abrir aquel sepulcro y fue entonces cuando comprendí, en contradicción con todo lo que había creído sentir hasta el momento, que viviría toda mi vida asomada desde lo alto de un muro de insatisfacción observándote a ti y a otros que, como tú, son tigres ingentes e inalcanzables para un lince con complejo de tigre como yo.»
(Llora con la cabeza asomada por encima de uno de los palés.)
(Se acerca a Pepe, que está en bañador, atado con sábanas blancas a una silla vieja de mimbre. Éste no se queja, sólo parece asustado y no puede hablar, porque tiene un pañuelo en la boca. Ella se sienta en sus piernas. Le quita el pañuelo de la boca y se miran en silencio, ella secándose las lágrimas. Ambos sudan. Un sol estival de las nueve y media de la noche escupe a través de las grietas de la puerta de la cuadra sus últimos rayos. Ella se quita la peluca. Se besan.)
sábado, 21 de febrero de 2015
Aún estamos, mea Lesbia, a tiempo. Los vientos nos son aún propicios. Nuestras velas se inflan a favor de mares lejanos. El porvenir esboza una mueca pícara y burlesca, aún. Dirijámonos, mientras podamos, con la cabeza erguida y la tez iluminada, a puertos indecentes, dominados por la incertidumbre y los vicios mundanos. Porque mundanos somos al fin y al cabo, a pesar de que en noches marcianas nos obcequemos en pensar que somos empedernidos peregrinos de caminos paralelos a la convención. Pon en marcha esa máquina, llévame al latir de los que, como yo, viven vehementemente apasionados.