domingo, 13 de septiembre de 2015

Si me esperas, aunque sólo sea un ratito, un momentito, un orgasmito de esos tuyos...

Si me esperas, aunque sólo sea un ratito, un momentito, un orgasmito de esos tuyos, te voy a devolver algo que te robaron hace tiempo. Como lo oyes, tengo algo que es tuyo, verdaderamente tuyo, vehementemente tuyo. Te preguntarás qué hace eso hoy en mis manos. Digamos que lo encontré perdido entre las sábanas de alguna de esas putitas que solías frecuentar cuando todavía creías que tenías solución. Qué subnormal -ríe y le agarra la boca con brusquedad pero con un cariño histérico-, con lo que me gustabas así, con tus misterios, tus versos deprimentes y esa boquita siempre ávida y cohibida....
No intentes -que nos conocemos- huir ahora, es inútil, ya no puedes. (Se aproxima despaciosamente a sus labios y él sólo se aleja, esquivando tremulante su aliento acechante.) Sé que esto que te voy a dar no es algo que te hubiera gustado recuperar, pues te devolverá aquellas tormentas y erupciones púberas que ya habías olvidado -o no- y confinado en el primer cajón de tu escritorio del pueblo, junto a nuestra primera cajetilla de Marlboro, pero, admítelo, desde siempre supiste, y lo sabías bien, (ya a un soplo de distancia y acariciándole con las yemas de los dedos el semblante) que algún día zanjarías, deseando, aquel hurto indeseable. (Le besa).