domingo, 24 de julio de 2016

III.

Si me dieran una peseta,
Un marco,
Una corona,
Cada vez que,
Contemplando un crepúsculo,
Un ocaso,
O la noche embadurnada de lucecitas danzarinas,
He evocado apretando los puños
Aquella caja de dientes temblando guasona
De espaldas al campo,
Aquel beso pernicioso
Erigiendo los miedos,
Aquel calzón latoso
Preñado de incesto,
Aquella braga sorda
Escuchando la grama brotar,
Aquel hálito calimoso
Colgando del labio,
Aquel desdén…
Ay, aquel desdén
Sombrío e infranqueable…
Si me dieran una peseta,
Un marco,
Una corona,
Cada vez que me he sentido estremecido
Por el poder imbatible
Que me franqueó el nacer,
No sabría qué hacer
Con tanta nostalgia
En las manos.

martes, 19 de julio de 2016

De tempore.

En tus manos dejo,
tiempo llorica,
todo lo que tengo.
A mí me tiemblan
hasta los llantos.
En tus labios me vierto,
a tus pies me refugio,
tus poros beso.
A ver si este azul esquizofrénico
nos brinda algo más
que un sofoco
y su desfogue.
A ver.
Tú, por si acaso,
sigue huyendo
irreparabile.

II.

Las paredes encaladas
ululan bajo el silencio albo
de las bragas de Catalina.
Un coche pálido se desliza flemático
por el pavimento efervescente
y suena al encontrar la plaza
como un bostezo triste de los callejones.
Un rumor humeante emerge de las rejas de un puñado de casas:
“Lo dudo, lo dudo, lo dudo...”
El aire se esparrama por los tejados
y se cuela entre los postigos
generando un sonido
sordo, taciturno, dormido.
“...Que tú llegues a quererme
como yo te quiero a ti.”
Una eyaculación del tiempo
trazó un día las arterias de este lugar,
haciendo al agua correr menos libre que nunca
por acequias que fueron testigos originales
de proezas que aún se fríen en las eras,
que aún silban en las calles,
pero que a nadie en su casa importan,
porque no abonan sus tierras,
porque no sacuden sus sábanas,
porque no escurren sus trapos.
Aún creo en lo verdadero
que nos brinda esta menudencia,
en lo puro de las voces que perforan este cielo,
en el sudor que moja este asfalto,
en las manos que atan los sacos
que esconden el pienso
que alimenta el seso
y el ánimo del forastero
y del paisano que se convierte en extraño
ante tanta insignificancia trascendental 
para el cuerpo, por encima de todo,
y para el alma, por debajo,
donde germinan las semillas
que en algún momento emergen a la superficie
verdes y embravecidas
para dar sin distinción cobijo
al ajeno
y al hermano.

domingo, 17 de julio de 2016

I

Qué escollado,
qué arduo camino
a través de ti.
Cuánta angustia empantanada en esos pómulos cocidos
que me masacran
a todas horas,
en todos los lugares que visito, 
inocente,
olvidando que puedes existir 
en cualquier lar. 
Cuánto sobresalto, cuánto latido,
A causa del moflete tostado de aquel 
que sube y baja sin pausa la cuesta.
Te hallo en todos lados,
te huello en cada senda,
porque eres la estrada que trazan
mis pasos trashumantes
en pos de ti,
y a tu vera,
sin embargo.
Quiero dejar de peregrinar.
Quiero volver a nuestro chozo
en medio de aquel tumulto,
en medio de aquel cabo ninguneado,
sobre aquel podio contemplado
y que estés allí plantado,
echando raíces.
Para llegar yo,
ya crecido sin patria,
e intentar aferrarme a tu suelo,
abrazar tu tronco.

martes, 12 de julio de 2016

A Jesús le pica el alma.
Jesús se rasca con los dedos el pecho.
La piel que le cubre las costillas se le enrojece y empiezan a notársele los arañazos.
Jesús sigue rascando,
pero el picor no cesa.
La gente que le observa no puede creer que todavía le pique el pecho.
Pero a Jesús no le pica el pecho,
a Jesús le pica el alma
y el alma no se puede rascar con los dedos.

Sevilla

Sevilla, hueles a peces, a lolas, a flores. En tus imberbes tostados nos dejas ver los anillos de tu tronco; en sus ojos y en sus ademanes viertes tu ascendencia romana, morisca y gitana. Cuando hablas, cuando tus hijos agarran una guitarra y la masturban con sus dedos de oro, como tus torres, chiquilla, su orgasmo retumba en lo eterno. Moderna resignada, castiza, de mente morena, de manos calientes, apasionada, hermana... así te entendemos los que no hablamos (cuánto nos gustaría) tu lengua, Sevilla.

martes, 5 de julio de 2016

Jungla de neón,
vaga(b/m)undos ilustres,
casta imberbe,
anos con espinas,
noches de paso,
noches de polvo(s).
Guitarras de lata,
cantos de sirena
que a nadie llaman ya la atención,
maricas argénteos,
banderas de seda,
valores de siempre
en bocas de nunca,
amantes potentes
llenos de impotencia,
insurrectos sin perro
ni flauta,
mujeres que compran cadenas,
hombres que lloran por libres.
Tanta luz nos ciega;
la oscuridad nos cura.
Madrid, ciudad callá
donde nadie calla,
proveedor predilecto
de lluvias doradas
y boñigas de gloria,
de toda la vida
del Señor,
de la Señora
y del Travelo.