martes, 21 de julio de 2015

Me miras. Te miro. Suspiras. Suspiro. Se escuchan dos tiros. Secos. Estridentes. Clamantes. Estremecida por el sonido, una bandada de pájaros aletea con desesperación. Me miras. Te miro. Permanecemos en silencio. Rozas con tus dedos de artista mi bigote. Sonríes. Tu tacto me atormenta. La curvatura de mis labios, antes ociosos, es ahora una recta transversal a tus yemas. Arqueas las cejas. Arqueo la boca. Me levanto perturbado. Comienzo a andar y te quiero. Me sigues y aún te quiero más. Tus pasos se detienen, pero tú continúas persiguiéndome. Ya no escucho tu zapateo, pero escucho tu murmullo, quemándome muy próximo. Demasiado. Me voy, me voy de nosotros, pero cuando creo que ya estás lejos, que no me acecha tu aliento por la nuca, oigo de nuevo tus sollozos aproximándose de frente. He vuelto a la escena del crimen. Desde ella partí, huyendo. Y así me voy, contorneándonos. Me voy. Te quiero.

domingo, 12 de julio de 2015

Amaneces y surges. El cielo se abre ante tus ojos. Permaneces atónito ante las nubes ingentes. Abres la boca y te sacias. Rebosas. De repente comienza a llover y observas, ocurres, aconteces. Tus labios galopan indomables hacia el horizonte de los días y tus pupilas se dilatan a la par que tu alma insurge, se expande. Tus manos, musicales, huyen de su escondite y van a buscar un recoveco que acariciar. Despiertas entonces y te deshaces. Floreces y te deshojas. Fluyes y te descarrilas. Ardes, naces y renaces. Resucitas y ladras. Aplaudes la naturaleza y sumerges el corazón en agua bendita. Pero después te enardeces, te excedes y gozas. Desatas la noche y todo se desencadena. Tus sentidos se revelan en una hecatombe y las constelaciones se apoderan de tu espíritu acobardado. Decides soltar los estribos y el firmamento se ensancha hasta que se rasga como una cortina. Tras la ventana vuelve a asomar el sol su rostro gozoso y afanado. Parece pulcro el paisaje hasta que un ave se estrella contra el cristal y tu risa estalla, y el sol quiere bailar y sus tacones se rinden a la vida esquizofrénicos. Entonces escuchas el mundo y respiras, te alborotas, te exaltas, gritas, relinchas, recitas, sucedes.