lunes, 28 de octubre de 2013

Enamórate.

Te invito a que te enamores de mis ganas de pegarle un mordisco a la cumbre de las montañas, de mis días rojos y apasionados, de mis tardes melancólicas, de mi meticulosidad a veces absurda, de mis ojos embarrados, de mis manos maleducadas, de mi palabras vanas, de mis palabras sensacionales, de mis dibujos escondidos, de mis carcajadas sin argumento, de mi acento al hablar francés, de mis orejas frías cuando aprietan los días crudos, de mi amor por los sentimientos, de mis lágrimas desmotivadas, de mis ironías rudas, de mis sarcasmos desorientados, de mi mirada al despertar, de mis dudas desordenadas, de mi espíritu rebelde, de mi cordura desmelenada, de mi cabeza pensante, de mi torpeza injustificada, de mi optimismo y mi esperanza, de mis canciones vagas, de mis silencios profundos, de mi cara de idiota, de mis dedos nerviosos, de mi cuerpo imperfecto, de mi espalda oscurecida, de mi entusiasmo cuando algo me fascina, de mis labios necios, de mis inquietudes y de mis miedos, de mis ideas, de mis múltiples defectos, de mi arte particular, de mi forma de ver el mundo, de mis decisiones poco acertadas, de mis sentencias, de mi inconformismo, de mi diversidad, de mis desganas, de mis pies andantes... Y de paso, ¿por qué no? Enamórate de mí.

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