Eres un alma que aparenta
serenidad y esconde salvajismo. Eres la más rebelde de las rubias, tanto que
gobiernas el sentido con tu mirada destructora. Te ocultas tras un manto de
rock cautivo y tocas el alma con dos dedos. Evitas todo pensamiento ordinario o
monótono, porque tu mente busca en la existencia una sensación de originalidad.
Escapas de la realidad como si no formara parte de ti. Buscas un mundo en el
que acepten tu condición, pero si todos te aceptaran tú misma buscarías la
monotonía para volver a ser la emperatriz de ese reino que te pertenece como el
rock a la música. Eres el sueño perfecto de todo hombre que duerme entre sábanas
de lúgubre imperfección. Vives enajenada por tu propia persona y escuchas con
atención catorce consejos que nunca tomas en cuenta. Eres inédita y la
autenticidad de tu mirada lo verifica. Tu impotencia descubre caminos
inexplorables. Las veces tus palabras suenan como exhortativas. Tus dedos
sueñan con tocar el alma de algún desgraciado que teme tu respuesta. Sonríes
como atónita y eres el contraste rojo de un día oscuro. Tu boca arde como si no
existiera otro día para hallar el mundo en los labios de algún capataz. Cuando
hablas parece que el corazón se tiñe de un púrpura intenso. Tus pupilas
cautivan a cualquier campesino, noble o sacerdote. Eres intriga, un alma
envuelta en quince primaveras que apenas es capaz de respirar sin sentir la
adolescencia ardiente en sus entrañas. Te contaría que eres fantástica,
insuperable, imprescindible, pero ni mucho menos eres la perfección. Eres la
imperfección en persona, y es esa imperfección la que te hace tan sumamente irresistible...
No hay comentarios:
Publicar un comentario