viernes, 30 de diciembre de 2011

Adiós 2011.

Este año ha sido insipido, insólito, incredulo, increible, insuso, intruso, inimaginable, inconsciente... Cada hueco que existía entre las rocas que formaban mi abismal paraiso estaba lleno de algo, pequeño, extrovertido, que hacía que este sencillo paraiso árido de la zona de secano de un corazón de regadío se convirtiera en reserva de la naturaleza humana. Adiós 2011, te recordaré como aquel año que aunque pisaba en el barro descalzo, nunca dejó huella.

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