Puedes andar marinero, camina por tu canchal,
que ya llegará el día en que te tengas que parar.
No andes muy rapido pero tampoco corras despacio,
que aunque te parezca irreal,
aquella a la que esperas estará allí,
al final del camino,
esperando tu llegada, esperandote a ti,
a tu dulce carcajada.
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