Despertó la luz,
mostraba su sonrisa
abría sus ojos con una dulce brisa.
Se levantó de su lecho
y empezó a correr por las nubes,
por los primeros rayos del día.
Mientras dormía soñaba con el sol,
con su calurosa bienvenida.
Empezaba a sentirle cerca,
muy aferrada a su caricia.
Alzó sus manos hacia el cielo,
mas allá de las nubes.
Observaba a lo lejos su resplandor,
su cariño, su sonrisa...
Notó como se acercaba,
poco a poco, cada vez más cerca.
Imaginó por un momento que sus manos rozaban.
Justo cuando la mentira se hacía verdadera,
algo durmió a la luz
y escondió a la brisa:
Solo quedaba un hueco
entre el amor y la alegria.
Sólo esperaba aquello que todo lo cambiaría.
De repente la brisa volvió
a la batalla.
Y venció el valiente, ganó el que valía.
Por fin estaban juntos,
por fin se amarían,
por fin la luz rozaría la alegría.
Por fin el sol se uniría
a la luz, que tanto quería.
Juan Andrés, el pensador.
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