miércoles, 15 de agosto de 2012

De repente apareces, así como si nada, delante de mi rostro, y yo me quedo mirándote, enajenado, embobado con tus labios, hipnotizado con tu mirada y envuelto por tu misterio. Al principio, el corazón no me deja hablar; pero más tarde la mente me ayuda y te digo un estúpido "¿Qué tal?". Tú me respondes con esa voz que sigue poniéndome a tus pies después de tanto tiempo. Sin pensar en tu reacción, pero sí en tu figura me doy la vuelta y sigo bailando. Después me tiras de la mano y bailas conmigo. Es increíble como puedo escuchar ese silencio estremecedor cuando no se escucha ni tu voz entre la música. No se que más decirte, entonces permanezco mirándote hasta que se cruzan nuestras miradas y entonces prefiero huir corriendo antes de escuchar de nuevo tu voz. Con los nervios a flor de piel te digo que me voy y tú sin rechistar me saludas tímidamente con la cara mientras yo me mantengo embelesado contigo. Alguien tira de mí, y me saca de ese silencio en el que ni tú ni nadie podría haber penetrado. Estoy convencido de que esto ya no es amor, pero es algún tipo de sentimiento. Ignoro de que tipo es, lo único que quiero saber en este momento es si algún día te quise realmente o simplemente fue un estúpido espejismo que vio mi corazón entre mis entrañas.

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